El dinero institucional (que es aquel que proviene de entidades como fondos de inversión y de pensiones, bancos o compañías de seguros, las cuales son capaces de movilizar enormes cantidades de capital) tiene el poder de alzar aquellos activos y sectores en los que se fije así como desarbolar aquellos proyectos que dejen de despertar su interés, y en estos últimos tiempos parece tener en el punto de mira a las criptomonedas, lo cual puede ayudarlas a multiplicar su capitalización total de una forma difícilmente imaginable hace unos pocos años. Por ejemplo, Scott Minerd, director de inversiones de la conocida gestora de inversión Guggenheim Partners, especuló en una entrevista con la posibilidad de que bitcoin llegase a alcanzar los 600.000 dólares precisamente gracias al interés que esta y otras criptomonedas despiertan entre los inversores institucionales, algo que según Scott Minerd no ocurría hace unos años.
Porque el dinero institucional fluye hacia bitcoin y compañía
El interés del gran capital por las criptomonedas parece no solo responder a las virtudes de las mismas (que las tienen y en no poca cantidad), sino también a la coyuntura actual en torno a la pandemia y a la sustitución del eje Atlántico entre EE. UU. y Europa por China y las relaciones comerciales entre países asiáticos como principal polo económico mundial.
Primero, la pandemia y la necesidad de un sobreesfuerzo fiscal para gastos sanitarios y ayudas a familias y negocios, imposible de cubrir solamente con subidas de impuestos, ha “obligado” a los bancos centrales como el BCE y la FED a aumentar la masa monetaria de euros y dólares respectivamente, lo cual aunque parece no estar afectando de momento al valor del euro ha contribuido a que la cotización del dólar baje (el par EUR/USD se encuentra ahora en 1,19) en parte porque acumular dólares no parece tan atractivo, si no es un activo “exclusivo” su papel como inversión o instrumento de ahorro se reduce de forma considerable (según datos de la FED en el 2020 la masa de dólares totales disponibles ha crecido casi un 25 por ciento y no parece que una administración demócrata en la Casa Blanca vaya a corregir la tendencia).
Segundo, aunque el posicionamiento de China y por ende Asia como principal polo económico mundial debería (y de hecho así ha venido ocurriendo) atraer auténticas riadas de dinero institucional, los tics autoritarios y el intervencionismo del gobierno chino han hecho que la buena imagen que China estaba ganando en Occidente caiga en picado. Según un estudio del think tank Pew, sito en la capital estadounidense, la percepción negativa de la superpotencia asiática ha crecido con fuerza no solo en EE. UU. (principal rival por la hegemonía mundial) y en Australia (país que siente amenazada incluso su independencia), sino también en los países europeos, tradicionalmente inclinados a ver con buenos ojos a cualquier rival de los EE. UU., en consonancia con la ambivalente relación de amor-odio que mantienen ambas orillas del Atlántico. Esta desconfianza no solo ha aumentado con respecto al mayor autoritarismo del gobierno sino también hacia sus prácticas comerciales, lo cual necesariamente debe afectar a la afluencia de dinero institucional, dinero alérgico a la ruptura de las reglas del juego por parte de los gobiernos y que puede haber encontrado en las criptomonedas un nicho en el cual colocarse, al menos de momento, de hecho según un analista de Morgan Stanley la subida de bitcoin prueba que el yuan chino (y de paso otras monedas fiat) no han sabido ganarse la confianza de los inversores como lo hizo el dólar en sus buenos tiempos.
Beneficios y riesgos para el resto de inversores
Los inversores institucionales son como enormes ballenas las cuales provocan grandes movimientos que pueden tanto beneficiar como perjudicar a otros inversores de menor tamaño que también se dediquen a comprar criptomonedas, por ejemplo, en el caso del trading con criptomonedas (donde hay que aclarar que las posiciones se llaman de compra o de venta, pero en realidad no se adquieren los activos) uno se beneficia si el movimiento provocado por la ballena, sea de subida o de bajada, coincide con la tendencia de la posición apalancada abierta y perjudica en caso contrario (además del comportamiento de las ballenas en el trading hay que vigilar el riesgo de la volatilidad y el apalancamiento). Por último, es necesario tener en cuenta que a pesar de la aparentemente rápida normalización de las criptomonedas como activo de inversión e incluso como valor refugio dependiendo de a qué experto se consulte, todavía deben superar la inmisericorde prueba del tiempo y por lo tanto toda inversión en criptomonedas es una inversión de riesgo per se.