Al igual que la naturaleza es cíclica, el consumo también debería serlo: es la propuesta de la Economía Circular, la cual busca alargar la vida útil de los productos y, a través de ciclos, reinsertarlos nuevamente en la economía las veces que sea posible. Esto ayudará, no solo a combatir la crisis del cambio climático, sino también a impulsar la economía, a crear riqueza, empleo y desarrollo en un territorio.
El modelo económico lineal que consiste en producir, usar y tirar, es cosa del pasado. Ahora, «Repensar, Reutilizar, Reparar, Restaurar, Remanufacturar, Reducir, Re-proponer, Reciclar y Recuperar» forman parte de la ecuación. Cada vez más gobiernos, organizaciones, empresas y personas se están sumando a la Economía Circular. Un concepto que, a su vez, se relaciona con el de sostenibilidad.
¿Qué es la Economía Circular?
Según La Fundación para la Economía Circular, el objetivo de este modelo es «que el valor de los productos, los materiales y los recursos se mantenga en la economía durante el mayor tiempo posible, y que se reduzca al mínimo la generación de residuos». La intención es «cerrar el ciclo de vida de los productos, los servicios, los residuos, los materiales, el agua y la energía», explica.
Dentro de una economía circular, la eco-concepción es muy relevante. Desde que se concibe un producto se toma en cuenta el impacto que pudiera tener sobre el medio ambiente en su ciclo de vida, y se contempla qué sucederá con cada una de las piezas que le componen para garantizar su reutilización. Además, se lleva a cabo una ecología industrial y territorial que permite gestionar de manera óptima los diferentes procesos, materiales y recursos, orienta la fundación.
También, prima la funcionalidad, la necesidad de uso de un bien frente a la posesión del mismo, un ejemplo se halla en el terreno de la movilidad, en los servicios de carsharing como Car2Go, o Wible. Otro fundamento es el del «segundo uso», que consiste en reintroducir los productos que ya cumplieron su ciclo anteriormente; al igual que lo hace con la reutilización de residuos para elaborar nuevos productos.
La reparación, el reciclaje y la valorización, es decir, el aprovechamiento energético de los residuos, también forman parte de este modelo económico. Aquí, intervienen aspectos ambientales, sociales y económicos.
América Latina
América Latina ha sido una de las regiones más afectadas por la pandemia de la Covid-19, que afectó una de las principales fuentes de ingreso de los países emergentes, como es la inversión extranjera. Para 2020, la Cepal prevé una caída de la inversión extranjera (IED) de un 45%, y de un 5% a un 10% en 2021, siendo América Latina la región con la baja más pronunciada a nivel mundial.
Por lo anterior, Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de esta organización, recomendó centrarse en sectores que promuevan el cambio técnico, generen empleos y que reducen la restricción externa y la huella ambiental. En ese sentido exhortó a decantarse por las energías renovables, la movilidad sostenible, las industrias digitales y de la salud, la economía circular y el turismo sostenible.
Apuestas por la economía circular en la región
En Latinoamérica varios países ya han comenzado a andar el camino de la Economía Circular, en mayor o menor medida. Algunos ejemplos del avance de la región en este aspecto son los siguientes:
México
La aproximación de México a la economía circular ha sido reciente. En 2019 se firmó el Acuerdo Nacional para la Nueva Economía del Plástico, una iniciativa impulsada por la fundación Ellen Macarthur y el pasado mes de octubre presentó la Propuesta de Ley general de Economía Circular, que tiene como fin reducir la entrada de materiales vírgenes, así como la producción de desechos.
Además, a partir del 1 de enero de 2021, la Ciudad de México prohibió la utilización de plásticos de un solo uso, también llamados desechables. Esta iniciativa forma parte de la Ley de Residuos Sólidos promovida por la Secretaría de Medio Ambiente de la capital mexicana. Todo ello, con miras a reducir el consumo y comercialización de plásticos no biodegradables.
Colombia
Otros países latinoamericanos también han tenido avances en materia de Economía Circular. Por ejemplo, Colombia que en 2018 fue una de las «pioneras en Latinoamérica» en esta materia, al lanzar su Estrategia Nacional de Economía Circular. Esta responde a una política de «producir conservando y conservar produciendo».
En ese orden, desde el primer día de 2021, entró en vigor una nueva norma de disposición de residuos. Esto, con el objetivo de aumentar la cantidad de residuos aprovechables que podrían convertirse en materia prima, según explicó el Gobierno de ese país. Por otra parte, para impulsar el sector, el Gobierno de Colombia lanzó una convocatoria para apoyar a las pequeñas y medianas empresas que ofrezcan productos, servicios o procesos sostenibles.
Chile circular en 2040
Chile es una de las naciones que recientemente se ha sumado al cambio. Empezó el 2020 con el lanzamiento de su «Hoja De Ruta Nacional a La Economía Circular – Para Un Chile Sin Basura», un plan que a través de siete metas, enmarcadas en cuatro ejes, quiere transformar el país de aquí a 2040.
Entre las metas está crear 180 mil nuevos empleos; reducir en un 25% la generación de residuos domiciliaros per cápita; aumentar la tasa de reciclaje de residuos domiciliarios para que alcance un 65%; incrementar la productividad material del país en un 60%; reducir en un 30% la generación de residuos por unidad de PIB; alcanzar un 75% en la tasa general de reciclaje; y eliminar el 80% de los vertederos ilegales del país.
Este enfoque supondrá «un impacto directo en la calidad de vida de los chilenos», apuntó la ministra del Medio Ambiente de ese país, Carolina Schmidt. Además, agregó que al hacer de Chile un país circular, «la ciudadanía tendrá opciones de más y mejores trabajos, nuevas oportunidades de emprendimiento y barrios más limpios».
Empresas verdes
Con el plazo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible acercándose, son cada vez más las empresas que apuestan por un modelo económico circular y sostenible. Por ejemplo, la tecnológica Hewlett-Packard (HP) con su impresora Neverstop Laser, cuyo 25% está elaborado con plástico reciclado mientras que el kit de recarga del tóner tiene hasta un 75% de material reutilizado.
La compañía fundada por Steve Jobs, Apple, se ha declarado oficialmente verde. En ese sentido, la empresa asumió el compromiso de que su cadena de suministros y sus productos sean 100% neutrales en emisiones de carbono para el 2030. Sin embargo, ya consiguió neutralizar sus emisiones de carbono corporativas a nivel mundial: todas sus tiendas, oficinas y centros de datos funcionan con energía renovable.
Las empresas de moda también avanzan hacia un modelo de negocio circular y sostenible. Entre las estrategias para lograr este objetivo se encuentra la disposición de puntos de reciclaje de ropa en tiendas o la creación de líneas manufacturadas con tejidos reciclados, como es el caso de H&M con su línea Conscious. La marca, explica que para que un producto lleve esta etiqueta ecológica, debe estar compuesto por materiales sostenibles por lo menos en un 50%.
Palabras finales
Reparar antes que tirar; elegir productos duraderos en lugar de desechables; compartir el vehículo con un compañero; comprar pensando en reducir los desperdicios; reciclar; reutilizar; tener una composta en casa; o medir el gasto energético, son algunas de las pequeñas acciones del día a día que los expertos recomiendan para sumarse a la Economía Circular.
OXFAM Intermón señaló que aquellas organizaciones que conciben sus productos desde esta perspectiva, reducen sus costes de producción. En consecuencia, también se reduce el precio final del bien, lo que beneficia al consumidor final y, por si fuera poco, esta apuesta por la sostenibilidad beneficia a su vez al medio ambiente.